23 de mayo de 2010

*//Sin poder dejarte


“Sé que la historia no empezó ni termino, solo hubo pasajes entrecortados de placer por parte de un alma tímida y esquiva, placer proporcionado por la calidez del alma misteriosamente perfecta, placer del bueno, cuando la noche inmiscuida en ese tormentoso deseo de amor, estuvo siempre presente. La noche brillaba, deliraba viéndola caminar pura, otros esperaban impacientemente la hora de alejarse, de enrumbarse a otro lugar, el deseaba que nunca acabara la caminata de esa imagen ligera, de esa persona menuda, de ella, realmente preciosa, sigues siendo tan preciosa como siempre, la luna con la abrazadora oscuridad aun deliran por ti, y mi corazón siente infinitamente tu presencia, perdón que puedo hacer.”

La vio, contuvo varias lagrimas, sus ojos se dirigieron a los de ella, su rostro se desencajo, ella también lo miraba perpleja, nunca lo hubiera esperado, la habitación era silencio, una suave melodía retumbaba de un cuarto adyacente, el no pudo contener una lagrima caprichosa que le resbalo por la mejilla dibujando un surco brilloso, no se inmuto por esa lagrima, su mirada era indescriptible, era mucho más que felicidad pura, era mucho mas que extasis total, era ver a su razón de ser, la dueña de su vida, de sus sentimientos, se miraron durante varios segundos sin decir nada solo sintiendo cada uno su presencia, ella permanecia apoyada a la mesa, el con los manos en los bolsillos sobrecogido por su presencia. Se escucho el teléfono sonar, nadie se movio permanecían quietos mirándose, como si fuera la ultima mirada que se darían, el se aproximo a ella con suavidad en sus pasos, sin dejar de mirarla con suma ternura, dejo escapar una lagrima mas, una lagrima que resbalo muy rápidamente y callo, al llegar a ella, al poder sentir su aliento, saco las manos del bolsillo las apretó en puños fuertemente y luego la abrazo con mucha suavidad, la amaba, no lo pudo evitar y echo a llorar, no decía palabra alguna solo lloraba abrazandola cada vez mas fuerte, pero siempre con suma delicadeza, desenvolvía sus manos por la espalda de la chica, lucía no sabia que hacer, sentía un abrazo muy calido y amoroso, no lo aparto, también lo abrazo, no echo a llorar, solo reposo sobre él acariciándole la espalda mirando al vacío, todavía un poco compungida por su presencia.
Se separaron lentamente, David tenía los ojos aún llorosos, Lucía lo observaba, solo observaba, el estudio aun vacío contenía un calor inconmensurable, un calor, brindado por el afecto de David, los cuadros con aire taciturno entonaban bien con el momento, David ladeo la cabeza, miro al costado durante un rato, arremolinándose el cabello y respirando profundo, Lucía lo veía con una sonrisa llena de vida, sabía que a David no le gustaba llorar, solo lloraba en silencio a solas, nunca se mostraba débil ante otras personas, hoy no lo pudo evitar, eso la conmovía a sobremanera.
- Carajo , estoy llorando. Fue lo que atinó a decir David, dirigiéndole una ligera sonrisa a Lucía. Ella río apartándose el cabello del rostro.
- Mira me has empapado todo, lloraste hombre de hierro. Lucía se paro y le sujetó las manos. David sonrojo, ya no tenía fuerzas para dirigirle la mirada.
- Te quiero, te quiero, te quiero – lo dijo con furia, con los ojos cerrados-