28 de junio de 2010

*// Con un destino fijo


Estaba listo, todo en marcha, los recuerdos de ella, sus preciosos ojos, sus tranquilizadoras palabras, me ayudaron a no dudar ni un segundo, quería verla, palparla sin tocarla, quererla, apreciaba, sigo apreciando cada luz de ella, quería, sigo queriendo formar parte de ella, de su mundo, mantengo viva mi esperanza, que puedo hacer, ella es mi fuente de esperanza.

Caminé con algo de frío por la vereda, pensando que decir cuando la viera, meditaba las palabras, masticaba cada formación de oración en mi cabeza, las suavizaba para que ella pudiera asimilarlas, miraba muy poca gente por las calles, todo parecía despejado, listo para continuar, pateaba ciertos objetos que se encontraban en el suelo, apretaba con más fuerza la polera que llevaba en el brazo a manera de chimpunera, me despeinaba y volvió a peinar con los dedos, susurraba palabras sin sentido, tarareaba entrecortadamente sin ningún motivo, o seguramente de puro miedo, sentía ganas de correr a su casa o detenerme y olvidar todo, hacer cualquier cosa menos ir, pero ella lo es todo me decía, la fuerza de su imagen en mi cabeza, de esa imagen que reproducía a diario, me hicieron reanudar con más fuerza mi camino, ya acercándome más, a escasos pasos, me invadió sobrecogedoramente el miedo, miedo estúpido, miedo con sentido, un miedo de mierda, yo la quiero, no soy cobarde y decirlo fue suficiente para continuar…

1 comentario:

  1. Siempre he pensado que San Valentín viene de "valiente". Hay que ser valiente para amar y confesar el amor.
    Un saludo,
    Laura

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