20 de julio de 2011

*// Conversación en el cubículo


¿En verdad estas estudiando? – dijo de una manera precipitada Fito al entrar al cubículo y ver a Gabo sentado con los audífonos puestos y surcando sus cabellos con sus dedos, como si así intentara asimilar las palabras que leía.

Te estoy hablando webonazo – le dió un ligero golpe en la nuca, Gabo se incorporo de repente.

Si webón, que pasa – atinó a decir de la manera más cándida, soltando una pequeña risa, que se prolongo por el eco del cubículo.

Oe pinillo ¿En verdad está estudiando este pajero? - se dirigió a Pinillo que se encontraba en verdad repasando sus apuntes como había quedado con Gabo al entrar.

No sé, así parece – soltó una risita breve y volvió a lo que hacía.

Fito se sentó con ese aire de aprendiz de pendenciero y su particular arrugadita de entre ceja. Había llegado al cubículo del tercer piso del pabellón D. Donde a veces se juntaban los amigos que se conocieron un ciclo anterior, en el de cachimbos. En el cubículo se encontraban pinillo y Gabo sentados intentando de manera responsable estudiar aunque el frío y un partido que se avizoraba en unas horas no jugaran a manera de estímulo.

A ver, pásame un toque tu juguete – Fito señaló los audífonos de Gabo. Él se lo prestó, y sintió las orejas calientitas al quitárselos.

Puta, a ver vamos a ver que tienes. Ojalá tengas salsita para meterle su motivada –Fito hacía ademanes con los dedos mientras pronunciaba esas palabritas tan peculiares que le causaban risa a Gabo.

Checa. Hay buenas canciones, pero de salsa un par no más – Luego de decir esto Gabo volvió a su hoja de ejercicios de economía.

No jodas pe weon , te falta ah! – Fito arrugo aún más la entreceja, se puso los audífonos y se desconecto de la realidad. Bajo la cabeza y se dedico a cambiar las canciones del pequeño reproductor musical blanco.

Pinillo yacía con las manos en la cabeza intentando comprender las hojas puestas en la mesa. Estudiaba economía, un curso que aquejaba a la mayoría que se especializaba en letras y ni él ni Gabo eran la excepción.

Oe pinillo vamos a ver el partido de Perú más tarde en el Jockey. Habla. Allá se va a llenar y puta, alucina gritar un gol con toda la gente, webón – Gabo trato de ejercer la motivación.

No, ni cagando weon, me voy a mi jato. Aparte no me gusta el fútbol – una mueca de fastidio asomó por la cara de Pinillo, se notaba que no entendía un carajo de su hojita. Y que el dialogo de Gabo lo crispaba a sobremanera.

No jodas webón. Qué hablas. Cómo no te va gustar el futbol, es como si no te gustaran las mujeres. Serías medio falladito si no te gusta el futbol – Gabo parecía realmente sorprendido.

Nunca me ha gustado, no le veo la gracia. En un toque me voy también, voy a mi casa a jatear y luego continuo estudiando. No da ganas de estudiar nada con este frío – al decir esto juntó las manos y dio un soplido en el orificio que formó en la intersección de sus dedos.

Oe no jodas, no te gusta el fútbol – le tiró una mirada hiriente mientras pinillo apartaba la vista y se concentraba en su separata que se encontraba en la misma hoja durante un largo rato.

Fito movía la cabeza al compás de la música que escuchaba, Pinillo y Gabo podían escuchar la canción, el volumen estaba en su pico más alto. Y Fito parecía una loca a rabiar con la canción que escuchaba. Tarareaba y movía las manos como practicando una coreografía.

Puta no jodas pues , así no puedo estudiar – Pinillo se levanto visiblemente fastidiado - Ya me jalo, me cago de sueño.

Ay! Así no puedo estudiar – intentó burlarse Fito cuando se quitó los audífonos y vio a Pinillo alistando sus cosas para irse – Oe cabro, siéntate.

No weon, no me concentro acá – pinillo se paró, abrió la puerta del cubículo e hizo un adiós con la mano con su forma característica de despedirse. Como si se tratara de una concursante de belleza. A veces se ponía más bandida y regalaba besito o decía alguna cabrería antes de alejarse. Aquella vez sólo soltó un chau y se despidió con una meneadita de su pequeña mano.

Oe, ya apaga esa webada, vamos a estudiar .Mañana tengo dos finales – se apresuró en decir Gabo.

Jaja oe Gabo ayer. La que me dijiste, el video de Carmela bing. Puta, pero ta’ gorda la weona. Qué rica estaba antes, ahora esta echa una cerda.

Un brillo apareció en los ojos de Gabo, su tema favorito era tocado y el siempre opinaba cuando alguien se refería a alguna actriz porno que él conocía a cabalidad.

Puta si, pero de todas formas es un amor, la veo así gordita e igual no puedo dejar de quererla. A ella le he dedicado una de las mejores pajas de mi vida – confesó mientras dirigía la mirada al techo y pareciera que recordara alguna paja embravecida.

Oe sí. Puta. Oe, la flaquita Gabriela webón. La vez pasada la etiquetaron en una foto en la playita. Webón, qué rica. De la universidad, creo que la mejor ah! – dijo Fito relamiéndose los labios y achinando los ojos.

Nada webón, he visto mejores. Tengo mi ranking y ella no figura te voy diciendo .

Anda webón ya sé que hay mejores, pero te digo de las que son posibles pues. Uno también sabe sus limitaciones.

Webón, no te estanques en una flaca – Gabo intentaba molestarlo.

Anda webón! Tú no le hablas a ninguna germa y me vas a venir con webadas. A las justas le hablas a ese grupito de germitas del lonsa. Y me vienes con webadas – Fito arrugó más la entreceja a medida que sus palabras se hacían más asperas.

¿Qué grupito webón?

Ese pues, la Cintia, la lupe. Y te apuesto que en tus viaje a Iquitos, Ica, no la hiciste con ninguna gringa. Has ido a cargarle las maletas nomas webón.

Jajaja nada webón, que sabes conchatuvida.

¿La hiciste con alguien? Habla pe maricon.

Si weon, pero soy un caballero y no hablo sobre esas cosas.

jajaja no te creo ni mierda.

Si la hice webón.

Ya , puta puede ser ¿ya? porque a las gringas les gusta así webones como tú, huacos, cosas medias raras. Oriundos del Perú profundo. Sí, puede ser. Pero la webada es con una flaca de acá. De la universidad. Una gringa peruana. Una flaquita de la oligarquía limeña. Puta ahí si mis respetos

Gabo no pudo evitar reír al escuchar esas frases. Nunca pensó que Fito hablaría de esa manera. Pero eso no era todo lo que iba a decir.

Nunca la has hecho con una flaca con estirpe, con una señorita oligarca. Con una de la República Aristócrata. Tienes que ser como Leguía pe’ webón. Se folló una feudal y como si las webas se metió en el circulito ficho de Lima en aquel lejano siglo XX. Y la pasó de putamare – dijo ya algo serio Fito.

Puta que risa conchatuvida. Tú ¿hablando así?, me rayas – Gabo no pudo evitar reír durante un rato mientras veía por la ventana en ese preciso instante a una rubia debilidad entrar en la biblioteca.

Puta, oe webón escucha ¿Te acuerdas de Jimena? La del siglo pasado pe. La de cachimbos. Webón, a esa weona se lo hago toditito conchasumare. Así quiero una germita, pituquita al mango. Puta abajo rosadiiiito lo debe tener. Se la chupo todito – decía Fito mientras hacía unos gestos morbosos que invocaban a la risa.

Puta si webón. Esa weona, fichita, mis respetos. Yo también le tengo unas ganas conchasumare. Ya me hice unas cuantas pajas en memoria suya – Gabo no se quería quedar atrás y confesaba esas banalidades que sólo se habla entre varones.

jajaja hablas webadas Gabo. Oe, te cuento una webada, pero pa ti nomas ah! – fito volvió a tener el semblante serio de antes. Era increíble como de la risa podía transformar su rostro a uno más sombrío y de cuidado. Lanzó una mirada inquisidora, como si se dispusiera a proponer algún trato turbio.

La weona de Lucía, puta, me contó pes. Que tenía un enamorado así arrebatadaso. Un fumonaso de mierda. Que la acosaba. Ella estuvo con el ¿ya? Pero puta era pendejo pe, porque el weon era un loco.

Tú ¿Cómo sabes eso?

Es que yo era su confidente en el lonsa pes. Y ya ¿Me vas a escuchar o no?. Mira, la webada fue que un día en Gótica la weona se emborracho mal con el webón. Y en medio de su borrachera tomó fuerzas y terminó con él. Taba tan borracha la webona que sus amigos tuvieron que llevarla a su casa. El webón tenía unos veintiseis años me dijo. Era un pastrulaso.

jajaja a la que pendejo , interesante webón – al escuchar esto se dibujo una sonrisa maliciosa en su rostro.

Pero chitón nomas, ya pes y por eso también le tiene terror al loquito. No valla ser que pase la misma webada. Oe, ese no es el cabro de Giacomo. Puta de lejos puedo detectar su cara de cabro.
Oe llámalo, dile que venga, vamos a joderlo un rato. Yo me aguanto un toque acá sentado para que no me vea.

A través de los cristales del cubículo, abajo, se podía ver a un joven bajo, con casaca negra y caminar pausado dirigiéndose a devolver un libro a la biblioteca.

Puta si es ese webón! Hay que joderlo. Ah verdad! Me debe un libro ese marica.

Gabo se acerco a la ventana y previniendo que nadie más lo escuchara lo llamó.

Oe, Giacomo! – le gritó.

Giacomo levanto la mirada, al ver a Gabo esbozó esa sonrisa afeminada que emanaba con tanta facilidad. Y fijo sus ojos en los suyos...

Oe ¿y mi libro? – Atinó a decir Gabo.

Oye ¿Por qué has cerrado tu feisbuk? Te iba a mandar un mensaje por eso – Giacomo hablaba suave. Tenía a manera de maldición una vocecita delgadita, como de mujer. Que delataba de alguna manera su inclinación afectiva.

Me llegó al pincho esa webada. Mi libro ¿lo tienes? – dijo Gabo tratando de aparentar seriedad.

No, lo he dejado en mi casa.

Ya fue. Oe sube un toque tenemos que hablar.

A Giacomo se le crisparon los cabellos. Y un brillo peculiar se podía observar en su rostro, su sonrisa se ensancho y parecía dispuesto a obedecer.

Hablar de qué – una risita ahogada brotó mientras preguntaba.

Sube nomas mariconazo, te voy a dar vuelta. Me lo vas a agradecer – Fito irrumpió abruptamente cuando parecía que Giacomo estaba dispuesto a subir por las escaleras. Como una colegiala llamada por su novio.

No, me tengo que ir. Chau –dijo secamente al ver a Fito asomado por la ventana. Ellos se tenía un recelo bárbaro. Se miraban, se hablaban pero no se pasaban.

Fito lo maldijó mientras Giacomo se alejaba sin voltear a mirarlo nuevamente.

Puta ese cabro a ti nomas te hace caso ¿no? – dijo Fito palmoteando el hombro de Gabo.

Si webón, ya sé. Estoy convencido que quiere algo conmigo.

Rieron, se empujaron y se fueron a sentar ahora si a estudiar.

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