28 de julio de 2011

*// El temor del joven


UNO

El joven llega temprano a la universidad, con la cara acicateada y el cabello aún mojado. Sube al cuarto piso del pabellón V. Busca el salón donde recibirá su prueba. Lo encuentra. El profesor no llega ni llegará dentro de los treinta minutos siguientes. El joven no sabe por qué ha venido, no tiene nada que reclamar, ha desaprobado de forma calamitosa, ha visto su nota en el aula virtual; pero él está ahí. El joven decide sentarse en el cuarto escalón que va hacia el quinto piso. Espera ahí sentado, leyendo un periódico, escuchando música y muriendo de frío. De rato en rato levanta la mirada esperando ver al profesor llegar con los finales corregidos o quizá a algún conocido o tal vez porque está aburrido de esperar.


DOS


De pronto a pesar de la música en sus oídos, escucha a alguien pronunciar su nombre. Levanta la mirada y sus ojos se clavan como dardos en los de ella. El joven queda reducido, mancillado, desarmado ante tal simple hecho. Ella lo saluda con mesura y se acerca. Ella estudió con él todo el ciclo pero nunca se habían hablado, al menos ella no; él le hablaba entre sueños. El joven amaba verla en el salón, a veces ella dormía durante clases y a él le parecía adorable; ella se sienta al extremo del mismo escalón. El joven nunca la hubiera imaginado tan cerca y tan sola. Ella le cuenta que le falta un miserable punto para aprobar el curso y sentirse tranquila, su nota en internet, en el aula virtual, ha sido contundente: un cero siete. El joven trata de levantarle el ánimo, la alienta, le hace algunas bromas; intenta ayudarla con el posible reclamo de la chica, le da unos consejos o tips con los cuales ella pueda reclamar. Pero luego al mirarla cree no haberla ayudado. La ve más insegura que antes. La conversación luego toma otro rumbo. Hablan de ellos. Ella le sonríe y le habla con suma confianza; los ojos chinitos y bonitos; la carita celestial.


TRES

El joven tiene el corazón en la garganta y siente miedo en ese instante, sabe que significa eso. Relucen los síntomas que casi había olvidado, evoca unos dolorosos recuerdos: el ardor y los incesantes embates del corazón. El joven extraña a la chica que aún no se ha ido, que sigue ahí sentada conversándole; sus ojos chinitos y bonitos, las risas que espontáneamente tiene, todo es tan perfecto; quédate ahí bonita, quédate ahí sentada, que el tiempo no avance más, piensa.


CUATRO

Entran al salón a revisar las pruebas. Ella siempre tan linda y comedida, espera el llamado del profesor. No se apresura ni se alarma, solo espera a un lado, junto a una amiga suya. El joven también espera, no su prueba, sino verla feliz. Deseando que le suban el punto que ella necesita. El profesor avisa que hubo una falla al corregir en la fila b; ella es fila b. Aprobar para ella se vuelve ahora sí algo tangible. Ahora ella va con el profesor y entre los dos revisan su examen. El profesor le indica que ella no desaprobó; su verdadera nota era once y no siete como inicialmente le puso.


CINCO

Ella se llena de luz y sus movimientos se tornan alegres. Aprieta los puños a medida que su boquita se ensancha de felicidad y a el joven ya no le importa haber desaprobado el curso, tan solo verla sonreír a rabiar es suficiente , hasta le parece mucho premio. Ella lo mira, quizá recuerda que hablo con él. De repente (aunque de eso no estoy seguro) atribuye haber aprobado a el joven, que el joven fue un buen presagio, casi un amuleto de buena suerte al haber cambiado el destino de ese curso tan enrebosado; no se sabe. Pero ella resuelve en abrazarlo tímida pero cariñosamente. El joven siente que acaba de morir y que su muerte ha sido sublime. Ella luego de regalarle las sonrisas más bonitas va donde su amiga. El joven a duras penas está de pie. Fue algo hermoso lo que acababa de pasar. Un abrazo, su sonrisa, que ella esté feliz y radiante; ahora el joven se dirige donde el profesor para revisar su prueba. El también era fila b. Ella lo mira expectante, tal vez esperando que también el apruebe. Pero el joven no corre la misma suerte, a duras penas recibe un punto a favor. A el no le importa, pero a ella si parece importarle y se siente mal por eso, o acaso es lo que el joven piensa o percibe.


SEIS

El joven sale del salón sin despedirse de ella, la vio de espaldas y le dio pereza y temor pasarle la voz y hacerle adiós. Sale del aula y sabe que la va a extrañar y no la va a ver más durante un largo tiempo. Sale acompañado de dos amigos, se dirigen a la biblioteca, el tiene pensado sacar un libro de Borges que lo acompañe durante unos días. Sabe que no terminará de leer el libro, pero de todas maneras lo va a sacar. En todo el trayecto no puede hablar con sus dos amigos porque piensa en ella, la flaquita linda que pone los ojos chinitos y bonitos cuando ríe. Ni bien saca el libro se despide de sus amigos, los deja. Siente un hincón en el corazón. El joven quiere verla de nuevo y va en su búsqueda, quizá aún se encuentre en el salón. Tal vez pueda conversarle otra vez, quizás le haga reír, de repente reciba otro abrazo. Quién sabe.


SIETE

Luego de haberla buscado por unos minutos y sintiendo la derrota de no encontrarla recayendo sobre él, la ve. Estaba con una amiga. Está de espaldas. El siente escalofríos al estar cerca a ella, siente escozor, es algo estúpido pero cierto. El joven teme ser el completo idiota que siempre reluce cuando se siente atraído por una mujer. Entiende en ese momento que es mejor no acercarse, no sabría qué hacer y se va.


OCHO


El joven recuerda que su habilidad para enamorar mujeres es nula, y esa nulidad ha sido comprobada a lo largo de su vida: ni una enamorada. Claro que ha estado con mujeres, las ha llegado a besar y eventualmente enredarse en el lindel amatorio, pero no las amaba. Nunca se le escarapelaba la piel al estar junto a ellas y sospecha que a ellas tampoco, sólo era el ardor y las cervezas encima. El joven siempre ha tenido que estar borracho para poder robar un eventual beso a alguna chica que le ha gustado en algún lugar, nunca lo hacía sobrio. Él era cobarde, un patético cobarde.


NUEVE

El joven se llegó a enamorar un par de veces de forma verdadera. Enloqueció por amor. Aquellas veces el amor le fue esquivo, aquellas veces intento enamorar de una manera absurda, tonta. Cree ahora que aquellas dos lindas mujeres a las que llegó a querer muchísimo le tienen miedo y cierta pena. Él ahora lo comprende, lo asimila y no las culpa, les pediría perdón y les desearía lo mejor si en algún momento las ve y si es que acaso su cobardía no aflorara.


DIEZ

Es de noche, el joven está cansado. El dolor de estar enamorado está ahí, no logra dejar de pensar en la chica de los ojos chinitos y bonitos; su risa ahora resuena mientras todo es silencio. La recuerda reír, abrazarlo. El joven se ha enterado que ella tiene enamorado. Se amilana. Se siente desdichado, piensa que todo será así siempre: alguien más gozando del amor de una chica lindísima a la que él quiere. Trata de dormir pero no lo logra. Y además no puede calmar el agobio que le produce a él el de estar enamorado.


ONCE

El joven intenta repeler el sentimiento de sentirse enamorado; se baja el buzo ahí echado. Se tocaba abajo y siente su pene caliente y creciendo paulatinamente. Se zarandea la pinga con rabia, sabe que es la única manera de calmar su dolor. Piensa en la chica de los ojos chinitos y bonitos. Se la corre de una manera dolorosa, siempre se hace la paja de una manera distinta cuando se está enamorado. Al terminar se siente culpable como cuando pequeño comenzó con ese solitario placer. A pesar de habérsela corrido brutalmente y dejarse la pinga maltrecha sigue con ese dolorsillo jodido de querer, y no poder, estar junto a esa persona. El joven cree que está realmente cagado y que se ha enamorado de mala manera por una maldita tercera vez.


DOCE

El joven piensa que tal vez el viaje a Argentina le haga ver nuevas mujeres y de repente la olvide, que de repente todo haya sido un capricho. Pero ahora él no puede evitar llorar al saber qué si en realidad está enamorado, si en verdad no logrará olvidarse de ella y la siguiera queriendo de una forma extraña y jodidamente hermosa, no la lograría llegar a enamorar porque está condenado a nunca estar con las chicas a quien en alguna oportunidad ha querido.


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